Tras la completa destrucción en la Guerra Civil de la talla antigua de San Juan Evangelista, de la que no conservamos ningún resto y de la que tenemos alguna referencia por escasos documentos fotográficos, en el año 1941 llega a nuestro pueblo la imagen actual que hoy en día desfila en las procesiones de nuestra Semana Santa. La imagen fue adquirida por D. Juan García Camacho “Perijuán”, quien se encargó de sufragar la totalidad del importe.
La actual imagen de San Juan Evangelista tiene como procedencia un taller de Olot (Gerona), localidad de gran tradición en la fabricación de imaginería religiosa, y fue adquirida en el comercio de Valentín Caderot de Madrid por un importe de 1.198 pesetas.
Se trata de una imagen de bulto redondo, exenta, de una sola pieza y fabricada con pasta de madera y escayola policromada. Representa al Evangelista con el brazo derecho extendido. Este gesto podría tener dos significados: o bien podría estar apuntando al horizonte, o bien estaría señalando a la Madre Dolorosa que viene tras él. La mano izquierda está apoyada sobre el pecho. Muestra un rostro tranquilo y con barba cerrada, algo inusual puesto que a San Juan Evangelista se le representa imberbe, simbología de su juventud. Su mirada está dirigida al cielo.
La cabeza de San Juan va tocada con una aureola mística dorada y calada en la que aparece el símbolo del Evangelista, uno de los tetramorfos, el Águila. La representación del Águila de San Juan responde a que su Evangelio es el más abstracto y teológico de los cuatro (San Marcos, San Mateo, San Lucas y San Juan), tratando de caracterizar lo más profundo del pensar de Cristo.
La palma que sujeta en el brazo derecho representa, según la iconografía cristiana, a la victoria de los eles sobre los enemigos del alma y el triunfo de los mártires.
Otra representación iconográfica que podría darse de la palma de San Juan es una vinculación con la madre de Jesucristo, intentando resaltar el lugar privilegiado que ocupó San Juan entre todos los discípulos.
La palma, que es uno de los elementos más característicos y representativos de la imagen y de la Hermandad, es sujetada a la mano derecha de San Juan por un lazo verde en las procesiones de Jueves Santo, Viernes Santo por la mañana y Domingo de Resurrección que simboliza la esperanza en la resurrección y por un lazo negro, símbolo del luto por la muerte de Cristo en la noche del Viernes Santo. Ambos lazos, el verde y el negro, van bordados con las iniciales de H.S.J.E. y el supuesto año de su fundación, 1750.
Sin duda, otra representación iconográfica de nuestra Hermandad es la Cruz de Malta. Se trata de una confusión que se arrastra desde tiempo inmemorial, confundir la Cruz de Malta, símbolo de la Orden de San Juan de Jerusalén, y su relación con San Juan Evangelista. Nuestra Imagen lleva reseñada en pecho una Cruz de Malta realizada con pan de plata envejecido. Como se ha dicho anteriormente relacionar a San Juan Evangelista y la Cruz de Malta es un error, puesto que la Cruz de Malta es el símbolo de los caballeros de la Orden del Hospital de Jerusalén, fundado en el siglo XI, y cuyo santo titular es San Juan Bautista. De ahí puede venir dicha confusión.
Actualmente la imagen de San Juan Evangelista es custodiada en un lugar especial en nuestra sede, ocupando un lugar especial desde 2003, año que en el que se inauguró. Anteriormente a la construcción de la sede, la imagen recibía culto en una de las capillas de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, pero a causa del mal estado de la misma y sus repercusiones negativas en la imagen se decidió que debía ser salvaguardada en hogares particulares, donde su conservación fuese mejor. De manera que la imagen pasó por los hogares de Jesús García Martínez y Miguel Gómez Gómez, hasta el año de inauguración de la sede.
A lo largo de la historia, la imagen de San Juan Evangelista ha pasado por tres restauraciones, siendo la más importante la última de ellas:
La primera se realizó en el año 1952 aproximadamente, tras el derrumbe de la torre de la Iglesia de la Asunción, lo que supuso que la imagen perdiera la mano derecha. La restauración de la mano fue llevada a cabo por Juan Ruiz, con una mano de repuesto que guardaba Juan García Camacho y que fue enviada por el comercio de Valentín Calderot por si sucedía algún incidente durante el trasporte de la imagen.
La segunda se realizó a principios de los años 90, y corrió a cargo del pintor local Santiago Jiménez, que se centró principalmente en la restauración de la parte posterior y superior de la imagen, partes que se encontraban muy deterioradas por el mal estado de la Iglesia.
En el año 2000 es cuanto se lleva a cabo la restauración más ingente y profunda de todas por el pintor albaceteño Fernando Martínez García. Esta restauración tan amplia como necesaria en algunos aspectos, consistió, principalmente, en el lijado, pulido y restauración de las grietas presentes en todo el cuerpo de la imagen. Se pintó la túnica y el manto con aceite, modificando los tonos originales. Se perfilaron el manto, las mangas y la parte inferior de la túnica con adornos en pan de oro. Se aplicó la Cruz de Malta en el pecho con pan de plata envejecido. Se restauró, se reforzó y se pintó la peana, además de sombrear el rostro de San Juan y cubrir todo el conjunto con productos aislantes. En este mismo año también se procede a cambiar la corona, una aureola sencilla que traía la imagen de origen. Para ello se le encarga la labor de realizar una nueva corona al artista local Antonio Jiménez “El Batanero”, que se basó en un diseño realizado por el restaurador albaceteño y por Pablo García. En la corona actual se pueden apreciar los tres símbolos del Evangelista: en el centro de la parte superior el Águila, su tetramorfo, y los laterales, a cada lado, en la parte central dos palmas que rodean sendas Cruces de Malta, además de apreciar diferentes motivos decorativos.
Por último fue en el año 2012 cuando el propio Fernando Martínez García realizó esta vez una reparación en algunas partes de nuestra imagen. Esta reparación fue completamente necesaria pues la imagen de San Juan se encontraba en un estado delicado; la Semana Santa del año 2011 fue muy lluviosa y por ello la imagen había cogido algo de humedad. Además tenía fragmentados los dedos de la mano derecha, quizá por el roce con la palma y la peana tenía varias grietas. Lo más preocupante era la cabeza que estaba totalmente perforada por los tornos de la corona, y por lo tanto se procedió en la reparación a colocar un sistema de anclaje de la misma que fuese menos perjudicial y más estable.
Seguramente alguien haya visto alguna imagen similar a la nuestra en otra población. Esto se debe al proceso industrializado de producción, que realizaba el taller de imaginería “El Renacimiento” en Olot. Si bien, nuestra imagen, tras los varios procesos de restauración y personalización que se han realizado, se ha ido adaptando a la Hermandad y significando así, una representación más exclusiva.